miércoles, 28 de agosto de 2019

El Editorial del Blog

El aburrimiento

 Consideramos que el aburrimiento es un estado mental donde nada ni nadie es capaz de estimularnos de ese estado de ataraxia en la que hemos caído sin saber cómo ni por qué.

En todo ciclo humano, en personas consideradas normales, hay épocas de mala racha y otras de buena vida. El famoso Yin y Yang. Dos conceptos que se complementan, el yin es una fuerza negativa y el yang es positiva. Lo malo y lo bueno. La desgracia y la fortuna. El frío y el calor. La luz y la sombra. Siendo así, ¿por qué nos desequilibramos y nos aburrimos tanto?

En nuestra sociedad desarrollada, donde casi todo los ciudadanos viven  bien y con dignidad, hay grupos de personas que no saben qué hacer con su tiempo libre, se aburren. Necesitan un animador o un coach para estimularlos y que les digan como vivir para sacar sustancia a la vida. Son unos inanes mentales, que es diferente a  deficientes mentales. En realidad son unos vagos conceptuales. 

Entre la gente joven, y si está protegida económicamente por sus padres mucho peor, suele destacar una caterva de personajillos botarates, estúpidos y desnortados que malgastan su tiempo en practicar sin ton ni son un sexo vacío de amor, en drogarse y en emborracharse para evitar sentir la realidad en sus hueros cerebros. Lo que más temen es que les digan que son unos descerebrados, unos  inútiles y unos seres conflictivos para sus familias y para la sociedad. Unos entes que solo están en la vida para aturdirse y aburrirse.

También entre las personas mayores, ancianos y no tan ancianos, los hay que se aburren porque no son capaces de ocupar su tiempo libre; ellos, hasta el momento de su jubilación, tan acostumbrados a obedecer y repetir una acción hasta la saciedad, ahora que le sobra el tiempo libre, se deprimen y se aburren. Aunque ellos saben que si tienen una ocupación lúdica el tiempo se pasa más grato, saben que si viajan con regularidad se le quita de la mente esa zurrapa atocinada que le cubre sus entendederas, saben que si estudian por el placer de saber su mente se enriquece, pero también saben que no tienen voluntad para nada se aburren,  se marchitan en el agua estancada de su inanidad.

Hasta hace poco nos decían en el colegio y en casa que "El ocio era la madre de todos los vicios" No en el siglo XXI, en la actualidad  tiene otra connotación, el ocio puede ser el vehículo para superar nuestra inacción. Un ocio bien administrado puede servir para enriquecer nuestra vidas, seamos jóvenes, adultos o ancianos.

El aburrimiento es nefasto, puede generar infinitas enfermedades psicosomáticas, imaginadas, que con el tiempo se materializan cayendo estos  pseudo enfermos ociosos en una espiral ¿deseada? de enfermedad, recuperación aparente y otra vez enfermedad. Ellos creen que así llama la atención de sus familiares más próximos para no sentirse solos y si además son cuidados por  un personal sanitario cualificado, mucho mejor. Algunos aburridos desean  y piden incluso que los ingresen en un hospital.

Toda persona normal, que no padezca ningún tipo de enfermedad física o tara mental, debe contrarrestar el aburrimiento con la acción. Si son jóvenes lo más recomendable es tener un trabajo remunerado y si son viejos se pueden estimular con distracciones y deportes según sus edades. 
Seamos sinceros, solo se aburren los lerdos y los desequilibrados existenciales.

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