sábado, 28 de mayo de 2016

MASCOTAS HUMANAS

Mascotas humanas ¿mejores que los animales de compañía?

Mascota, del francés mascotte es un animal o cosa que solo sirve para acompañar y para distraer a su dueño o dueña. 
Donde no se ajusta muy bien esta definición es cuando una persona, sea hombre o mujer se convierte en un ente, en un sujeto de mera compañía, sin voz ni voto, en una mascota.
Se dan casos de mujeres importantes, profesionales dentro de la alta política o de la empresa privada que para no vivir solas adoptan a un hombre que mantienen en casa en calidad de mascota a cambio de ofrecerle al menda cama, techo y comida.
No hace mucho pude enterarme a través de la prensa el caso de una mujer cincuentona, con un alto puesto político que mantenía como pet, como mascota, a un hombre, a un ex-dependiente de unos grandes almacenes, como animal de compañía.
Otra mujer, ésta del mundo del show-business, durante años mantuvo a un personajillo que vivía a su costa y que además le estafó unos milloncetes de las antiguas pesetas, lo patético del caso era  que  cuando le entrevistaban en la prensa amarilla, se autodefinía el mamoncete como "empresario. Una mascota-hombre que le salió cara a la interfecta. 
¿Qué clase de individuo es un hombre-mascota? Hay hombres activos y superintelingentes, hay hombre algo torpes pero trabajadores pero por desgracia también hay hombres inanes, vagos y parásitos, los conocidos como "bultos con ojos"  aquellos que solo con  su presencia, por ocupar  un espacio en una vivienda, tienen un valor espurio: el de ser una mascota.
En España y más en Andalucía abundan los "hombres" que viven a costa de sus mujeres,  que sin ser  chulos profesionales son sencillamente, pets. 

CINE DE AYER

El último emperador  (1987)

Director: Bernardo Bertolucci

Excelente película que obtuvo 9 Oscar, 3 Premios Bafta y otros galardones más.
Aparte de un buen guión, una fabulosa fotografía, un vestuario colosal y una música adecuada lo que más me impactó del film fue  poder comprobar como un ser humano puede ser humillado hasta extremos inauditos.
 El último emperador títere de China, Pu Yi fue forzado a abdicar en 1912.  Lo que hizo mal o no hizo no me importa. Sin lugar a duda fue un sinvergüenza que vendió su país a los japoneses; fue un play boy que solo pensaba en disfrutar a costa de quien fuere pero cuando fue apresado por los comunistas chinos y encerrado en una cárcel durante diez años para adoctrinarlo, la película nos demuestra como un ser humano sometido por el poderoso de turno puede caer en lo más bajo del escalafón humano sometiéndole a una muerte lenta e infame: la humillación. 
Sufrí viendo esta película desde aquella escena donde un desgraciado y triste funcionario de prisiones, un  soplagaita del partido comunista chino, un don nadie, le dice a su preso favorito, el que fue el número uno en la última China Imperial, a Pu Yi, que cuando orinase por la noche en el cubo colectivo de otros presos que no hiciera ruido, que tirara el chorro hacia la pared del recipiente para evitar despertar a sus colegas. ¡Qué mezquindad hay en esto! 
La infancia de Pu Yi fue adorable, fue mimado y criado en una superabundancia asombrosa, su juventud fue aceptable donde él se educó bajo la tutela de un preceptor inglés. Casó joven con dos bellas chicas y fue feliz hasta que los señores de la guerra republicanos lo expulsaron de la Ciudad Prohibida y tuvo que refugiarse en la embajada de Japón y ser una marioneta tras la invasión nipona de Manchuria.
La caída de este hombre fue estrepitosa cuando fue encarcelado y depurado, le lavaron a tal extremo el cerebro que se quedó  idiotizado. Incluso se hizo miembro del PCC. Murió en el año 1969 trabajando como jardinero y más tarde como auxiliar de biblioteca.  


Junio 3