viernes, 26 de enero de 2018

El editorial del Blog

Soy turista, pero no soy tonto

El turismo parece ser el maná para los países y regiones poco industrializados. Es cierto, hay que aprovechar ese tirón de personas que viajan sin ton ni son, movido por la inercia de la moda o la curiosidad para visitar aquellos lugares o ciudades que vieron en reportajes y documentales y que les resultaron bellos, exóticos e interesantes.

No es oro todo lo que reluce, se decía antaño. La masificación del turismo ha convertido lugares bellos y entrañables en verdaderos tormentos en los meses de verano que es cuando más se mueve el turismo de masa. En cuatro meses hay más turistas  en todo el planeta que en los restantes ocho meses del año. A tal extremo que la prestigiosa CNN ha marcado como no recomendable  lugares y ciudades que las agencias  de viajes antes vendían como sitios de ensueño. Según este medio informativo se debe evitar estos sitios para, entre otras cosas, evitar el deterioro medio ambiental con la masificación de visitantes que también estimula el robo y  la estafa descarada en bares y restaurantes por los lugareños más los problemas de masificación en transportes colectivos tales como aviones, trenes o autobuses y cruceros... los temibles cruceros que apenas dejan unos miles de euros en cada recalada ya que los cruceristas gozan de un todo incluido en sus buques y por lo tanto no gastan ni en comer ni en tapear. 
 Total, que la CNN recomienda para la próxima temporada de verano no visitar la Isla de Skye,en Escocia, ni Barcelona, Dubrovnik, Croacia (allí te clavan en cualquier lugar), Venecia (suele haber tanta gente deambulando por la Plaza de San Marcos que ni las palomas pueden bajar al suelo; los restaurantes tienen fama de cuatreros), Santorini, Grecia con esa mafia de burreros que explotan hasta reventar a los burros que suben a turistas seboso por una cuesta-callejón empinada llena de orines y cagajones, de moscas pegajosas y con una peste indescriptible. También hay un lento teleférico que es incapaz de subir a los cruceristas antes de un par de horas. Los precios de los refrescos y helados en la cima de este bello enclave son prohibitivos. Bután y el Taj Mahal, India con tanta gente que parece una romería. Monte Everest, con una caterva de montañeros y pseudomontañeros haciendo cola para poder  subir a la cima.  Machu Picchu, Perú. En verano parece las Ramblas de Barcelona, de gente que hay. Las Islas Galápagos, Ecuador donde la tranquilidad de la fauna es perturbada por miles de viajeros y de selfistas. Cinque Terre, Italia un bello lugar en la costa, casi desconocido hasta hace unos años que se llena de turistas desnortados. La Antártida, que tampoco se libra de las 45.000 visitas que padece cada año.

Ser turista es casi un deber. Hay turistas tontos del haba que se pasman donde los lleven vean lo que vean y viajeros curiosos que nunca viajan en el verano, sino a principios de  primavera o a finales de otoño, que es cuando hay menos gente y te atienden mejor.

España, vive en parte gracias al turismo. Andalucía recibió el año pasado a casi diez millones de turistas, nacionales y extranjeros, con un gasto per capita de casi 70 euros diario. Un buen negocio. Tratamos bien al turista, no cabe duda, pero hay que vigilar a esos mal llamados empresarios que montan chiringuitos playeros, bares o restaurantes para clavar y engañar impunemente al turista. Un vecino de mi pueblo pidió, hace un par de veranos, una jarra de cerveza en un chiringuito de la costa y le pidieron ocho euros. Cuando en cualquier bar cuesta dos o tres euros. Ración de pescado frito de la casa, mi mujer y yo sentados en la terraza de un bar de  la calle Navas de Granada, y nos sirvieron una masa de algo frito que no sabía ni a pescado. Una estafa. Hay que evitar a esos pseudoemprendedores (que nombre mas horrible) que engañan al turista o al primo siempre que ven la ocasión. 

Sabiendo que el turismo es un fenómeno imparable debemos cuidar
 a la vaca para que siga dando leche. En el año 1950 viajaron por placer en todo el mundo 25 millones de turistas. En el año 1995 fueron 536 millones y el año pasado se movieron 2.026 millones de turistas por todo el mundo. ¿Hasta cuando? Hasta que la gente puede costearse estos viajes o hasta que se colapse la industria turística a causa de la  inseguridad y la mala fama de ciertos spots turísticos. 

Está demostrado que los tres o cuatro mil cruceristas que desembarcan en Cádiz o en Málaga deja poco dinero. Sí,  
llenan más las calles que las cajas registradoras de bares, restaurantes y puestos de recuerdos. El truco del turismo bien gestionado es atraer dinero con poca gente. 

Nunca debemos descuidar un trato exquisito al turista que nos visita, pues es una fuente de ingreso para nosotros, para nuestra Región y para el Estado. Tampoco debemos olvidar que nos visitaron en Andalucía, el año pasado, diez millones de turistas, nacionales y extranjero, que dejaron una media de 70 euros diarios. Todo un negocio que debemos mimar ya que nuestra industria es casi inexistente y es lo que tenemos. 

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