viernes, 25 de noviembre de 2016

Editorial del Blog

El Partido de la Izquierda Europea ¿El último baluarte?

Las izquierdas de todos los países de la UE tenían como objetivo la confrontación con el Neoliberalismo y con el Capitalismo. Algo imposible de conseguir ya que casi todos los europeos hemos sido clonados en entes consumistas y conformistas carentes de ideales. Los pensadores y filósofos de izquierdas, que todavía quedan, que careciendo de seguidores crearon una plataforma política que denominaron "Alternativa al Neoliberalismo Europeo" para aglutinar a progresistas europeos.
La profunda e inhumana crisis que asola a Europa desde 2007 llevándose por delante el empleo, las conquistas sociales, los servicios públicos, parte de nuestras libertades (¿la ley mordaza en España contra los medios de comunicación?) debería facilitar el avance progresivo con un enfrentamiento dialéctico con la derecha europea. 
La situación de la izquierda alternativa en los 28 Estados de la Unión Europea no tiene capacidad real para oponerse al imperio capitalista que nos subyuga. La derecha empresarial y política capea a sus anchas sin que nadie tenga capacidad de oponerse a ellos porque tienen la mayoría de los gobiernos de la UE, las instituciones comunitarias y todo otro aparato auxiliar coercitivo.
La mayoría de la socialdemocracia europea sigue comprometida con la agenda neoliberal, no puede hacer otra cosa. 
Hay que reconocer, aunque no lo acatemos, que la derecha europea tiene  al FMI, al BCE y al Susum Corda.

Sobre la felicidad

Buscando unas gotas de felicidad

Debemos reconocer que no existe ningún manual ni guía para conseguir la felicidad. La felicidad tiene que ver con un estado de conciencia determinado. Un estado que implique calma y sosiego para uno mismo. Que sea capaz de desechar de nuestras mentes la envidia, el odio, la avaricia o el deseo inmoderado de posesión.
Tan temprano como el año de 1957 se formuló lo que se llamaría "Disonancia Cognitiva", un esfuerzo atroz que nuestra mente realiza de manera inconsciente con el objetivo de evitar conflictos entre pensamientos opuestos que podemos albergar al mismo tiempo, llegando incluso a establecerse estrategias mentales para autoengañarnos o autoconvencernos de algo. Otros les llaman "mentiras de lerdos" que todos inventamos para justificar nuestros fracasos o de los familiares más próximos. Algunos ejemplos pueden ilustrar lo que proponemos: "Yo suelo veranear en Santander" cuando en realidad pasa el verano miserablemente en la casa de los abuelos en un pueblo de Segovia. "Mi marido es director de departamento en una multinacional" y el pobre hombre trabaja como administrativo en una compañía extranjera. "Mi hija es ingeniero de caminos" y la pobre mujer se desloma haciendo fotocopias en un ministerio de la Castellana.  Y así podríamos enumerar miles de ejemplos con mentiras bobas, mentiras de lerdos necesarias para que el mentiroso, durante un momento, el preciso momento de decir la mentira, se sienta satisfecho, se sienta feliz haciendo ver algo que no es verdad. Estas mentiras a la larga crean un conflicto mental porque se requiere mantener activado y en constante tensión nuestro sistema cognitivo, muy alejado del estado de paz de conciencia y de equilibrio que nos podía acercar a la felicidad.
La piedra clave para ser una persona feliz es la coherencia mental. Vivir cada cual tal como una pueda. No es cuestión de tener más o menos dinero, ni de disfrutar de lujos insultantes, sino de sentirnos bien con nosotros mismos. Desde que nos levantamos y nos vemos en el espejo del baño hasta disfrutar por haber hecho bien un trabajo. Se es infeliz cuando una persona piensa de una manera y actúa de otra. 
La filosofía budista dice que nos sentiremos felices con nosotros mismos y con la vida que nos rodea si somos capaces de simplificar nuestras vidas. La Doctrina del Desapego, llaman a un estado de ánimo "despreocupado" de cosas futiles. No existen píldoras mágicas ni ensalmos para hacer feliz a una persona si esta no se lo propone.

jueves, 24 de noviembre de 2016

Una excursión popular

La Malahá y el "santo" momificado

Viviendo yo en Granada supe de la existencia de una momia que se adoraba en un pueblo cercano como si fuera un santo, cosa que la Iglesia nunca aceptó.
Uno de esos días de primavera, que en mi tiempo libre montaba la moto para rebobinar mi mente y practicar mi deporte favorito, me acerqué a La Malá ( después rebautizado como La Malahá) para intentar ver al susodicho santo. En un café esquinero me informaron donde estaba la casona donde guardaban a  San Vicente. También me indicaron que frente a la casa solariega, cerrada, vivía una mujer que era la cuidadora del lugar y que preguntara por ella. Tras tomar un café caliente y una copita de anís, arranqué la moto y tras dos acelerones llegué al lugar indicado. Una señora muy amable me dijo que ella me abriría la puerta de la casona para enseñarme el "santo" nombre como era conocido popularmente en el pueblo.
Cruzamos la calle, abrió el portón y a la izquierda del zaguán abrió otra puerta donde de pronto, de sopetón pude ver, a la luz del sol que se reflejaba contra las baldosas del suelo, un altar donde había una urna de cristal y dentro un muñeco grande vestido de un supuesto traje de soldado romano. Digo un muñeco porque la momia estaba recubierta de una piel de cera, posiblemente para disimular la fealdad cadavérica.
Me enteré después que el mencionado santo era una reliquia de un supuesto santo romano que la Iglesia oficial del siglo XVII regaló al rico hacendado, propiedad de la casona y de grandes fincas, por haber contribuido éste con una generosa limosna a la construcción de la Plaza de San Pedro del Vaticano. Y como entonces estaba de moda que todas las casas ricas tuviesen capillas, incluso con reliquias religiosas, estos señores terratenientes de Granada o de La Malahá pudieron presumir de tener todo un cuerpo entero: el "santo de La Malá" o el san Vicente de La Malahá.
 A finales del siglo XIX el obispado de Granada quiso llevarse esta momia porque dudaba de su santidad, de hecho nunca reconocieron como santa esta reliquia, pero la gente del pueblo se opusieron con gritos y estacas. Allí la dejaron para "regocijo" del pueblo.
Me dicen que la casona fue derribada pero que respetaron la capillita del santo y todavía se puede ver tal curiosidad. 

Cine de ayer

Furtivos (1975)

Director: José Luis Borau

La España del tardofranquismo está bien retratada en esta película. Posiblemente sorprenda hoy día ese despotismo paternal que emanaba de la figura de un Goberndor Civil franquista con un poder, en su provincia, casi omnipotente. En el film este gobernador es hermano de leche de un mocito casi bobo que vive con su madre, que fue la ama de leche del gobernador, y que le prepara caldereta a este prepotente personaje cuando va a la sierra a cazar.
Angel, el hermano de leche del gobernador provincial, es un simpletón, un tontucio, pero que guarda en su pequeño cerebro una  impresionante dosis de mala uva. Un día que va a la capital a comprar, una chica, menor de edad, fugada de un correccional lo seduce para que le ayude a escapar. Ella huía del internado, de la justicia y de su novio, un chulo navajero de barrio. 
Esta película se rodó en el año 1974 pero se ambientó a principios de la década de los 60, cuando nuestro país salía  tímidamente del subdesarrollo, del miedo y del  hambre. Borau nos ofrece una estampa de aquella España gris y profunda que tanto influyó después durante la Transición.
El Gobernador Civil, magníficamente interpretado por el propio director José Luis Borau, aparte de ser un semidios rodeado de gente aduladora y tiralevitas, es un vividor, a lo cateto, pero vividor al fin de cuentas. El guarda mayor de la finca del Estado le reserva un gran ciervo de grandes cuernas que el mamón de Angel, cazador furtivo, mató más para fastidiar a su hermano de leche que por necesidad.
Milagros, la fugada del correccional, es una fresca, una caradura, que domina a Angel con sus encantos femeninos y se hace dueña del caserío. La supuesta suegra, no la puede ver y urde un plan para matarla. El hijo tontucio, Angel, descubre el asesinato y ajusticia a su vez  a su madre de un tiro de escopeta.
Un agridulce drama bien urdido y magníficamente interpretado por unos actores estupendos.


Un libro de mi biblioteca

El hombre rebelde (Albert Camus)

"¿Qué es un hombre rebelde?  Un hombre que dice no. Pero si niega, no renuncia. Callar es dejar creer que no se juzga nada. El hombre se rebelará tanto contra la mentira como contra la opresión.
Un hombre que siente la injusticia pero que no es capaz de rebelarse se convierte en un resentido. El resentimiento, según Scheler es como una autointoxicación, la rebelión nefasta, estancada, de una impotencia prolongada. La rebeldía, en cambio, fractura el ser y lo ayuda a desbordarse.
Según Stirner la Historia Universal hasta la época de Cristo no es más que un largo esfuerzo para idealizar lo real. Puede existir un paralelismo. El furor de la encarnación sucede a la purificación y, cada vez más, devasta el mundo a medida que el socialismo, heredero de Cristo, ensancha su imperio.
El cielo, el paraíso, el reino celestial está a nuestro alcance. No es más que una disposición interior que nos permite poner nuestros actos en relación con esos principios, y que puede darnos la bienaventuranza inmediata. Nietzche decía que el socialismo no es más que un cristianismo degenerado. El socialismo es nihilista considerando aquí que un nihilista no es aquel que no cree en nada sino aquel que no cree en lo que es.
Allí donde el esclavo se rebela contra el amo hay un hombre levantado contra el otro. Los motines serviles, los levantamientos campesinos, las guerras de pordioseros, las revueltas populares destacan un principio de equivalencia, vida contra vida. 
El extraño y aterrador crecimiento de los Estados modernos puede considerarse como la conclusión lógica de ambiciones técnicas y filosóficas desmesuradas, ajenas al verdadero espíritu de rebeldía pero que a la larga genera un espíritu revolucionario de descontentos.
Conclusión. Pero ¿estamos aún en un mundo de rebeldía? Asignando a la opresión un límite más cercano del cual empieza la dignidad, la rebeldía definiría un primer valor. En el fondo todos somos rebeldes, unos lo manifiesta mientras que otros se callan, se humillan y abaten"