viernes, 23 de febrero de 2018

Cine de ayer

Los comulgantes (1963)

Director: Ingmar Bergman

Me costó trabajo ver de nuevo esta obra maestra de Bergman con una interpretación sublime de Ingrid Thulin y de Gunmar Bjornstrad.
"Un pastor protestante, viudo, vive amargado como párroco de dos pequeñas iglesias rurales en algún lugar de Suecia. Carece de carisma para atraer feligreses a la misa. Cada vez van menos. Thomas, el pastor, cuya  fe se debilita, le importa un bledo los parroquianos y sus problemas morales y materiales.
 La maestra solterona del pueblo se enamora del pastor. Ambos se ven e intimidan aunque el pastor pone un muro entre ellos debido al carácter agrio de Thomas y a la untuosidad afectiva de ella hacia él hasta el extremo de que en un ataque de ira le dice el pastor a la prometida que es pesada, que es cansada, que le molesta sus excesivos cuidados y muestras de afecto. En su soledad, el pastor atormentado, se pregunta "Si Dios no existiera ¿habría alguna diferencia?"
Thomas es un mal párroco, no conecta con los feligreses como aquel caso cuando un parroquiano pide charlar con él para intentar aclarar una duda; este es recibido en la sacristía por el pastor y cuando oye que el parroquiano tiene tendencias suicidas ante el temor de que los chinos cuando tengan la bomba atómica exterminará a Occidente el pastor lo mira y calla y poco a poco sobrepone sus dudas contándole al confuso feligrés que él es pastor porque sus padres le inculcaron la devoción, que se dio cuanto que su Dios era diferente al Dios de los que sufrían. Total que angustió tanto al feligrés con su confesión que éste se pegó un tiro.
Thomas padece un sentimiento de culpabilidad a causa del suicidio del feligrés y se hace aún más irascible y lo paga con su amante o novia. La veja y la ofende. Le dice que le da asco su cercanía como cuando tuvo un eczema en manos y en parte de su cuerpo. A pesar de todo ella no lo abandona y le acompaña a decir misa a otro pueblo. Se oyen las últimas campanas y no acude nadie a misa, solo se sientan en los bancos la humillada y abandonada novia del pastor, el sacristán y el organista que toca bajo la influencia de  una gran borrachera" 

Los diálogos y los monólogos de esta película son soberbios y profundos como cuando la maestra se dice: "Tras mi falso orgullo y mi fingida independencia lo que yo necesito es vivir con alguien, no estar sola" Otro monólogo es el del pastor: " "Lo que odio de Dios es su silencio, su indiferencia. ¿Por qué se llevó a mi esposa y me dejó en la soledad? ¿Qué ganó Él con esto?"

Bergman nos transmite en este film que todo en la vida es relativo, que no existe verdades absolutas; que nada garantiza con certeza la existencia de Dios ni tampoco el propósito exacto del devenir humano.

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