martes, 28 de marzo de 2017

España y su Leyenda Gris

La Leyenda Gris de España

¿Qué madre es capaz de reconocer algún defecto de su hijo? Ninguna, razón por la cual el testimonio de una madre carece de valor ante cualquier juzgado o tribunal.
Algo similar ocurre entre una mayoría de españoles, que en una complacencia casi pueril no reconocen los fallos de su Patria.

Todos sabemos los orígenes y desarrollo de la malhadada Leyenda Negra española. Pero qué sabemos sobre esa Leyenda Gris que pretende justificar maliciosamente nuestra forma de ser y actuar ante problemas vitales en el mundo de las finanzas, laboral y político. En Europa, en la Unión Europea, nos comprenden ante cualquier dislate cometido por algunos de nuestros politicos que roban sin vergüenza como si fuese algo normal en la casta. Los unionistas europeos nos justifican diciendo que España es así, que nada puede funcionar como Dios manda porque estamos sumidos en nuestra Leyenda Gris formada por depredadores, corruptos, vagos y folclóricos tradicionalistas rayanos en el tercermundismo..

Hace no mucho  preguntaron por la calle, en varios países europeos, que opinaban o sabían sobre España. No tuvo valor estadístico ni antropológico esta encuesta pero el ciudadano de la calle solía decir que nosotros, los españoles, éramos unos fulleros, liantes, pocos serios y menos trabajadores que los daneses, suecos o alemanes.
 Un entrevistado, alemán de origen español, preguntó algo curioso: ¿Saben ustedes por qué España nunca gana ningún premio en Eurovisión? Porque el idioma español suena fatal en los oídos de un anglosajón, de un teutón o de un polaco. No sabemos si esto será cierto, pero nuestro natural chovinismo nos hace ver que todo lo nuestro es excelente y de los demás es fatal.

Conclusión. Hasta que los partidos políticos dejen de luchar entre ellos, e incluso dentro de ellos, hasta que la extendida corrupción, mejor dicho, robo y saqueo de toda esa gentuza metidos a políticos desaparezca, hasta que los empresarios dejen de hacer contratos leoninos a los trabajadores, hasta que la educación no se decante por los estudiantes más aptos y estimule la excelencia, hasta que las demagogias populistas no dejen de prometer cosas absurdas, hasta que los españoles trabajemos de verdad y no escurramos el bulto con bajas ficticias laborales y hasta que los españoles no tengamos un sentido de la honradez, de la dignidad y del honor, la Leyenda Gris sobrevivirá por muchos años. 

Abril 2


Un relato corto

Le llamaban Duquesa

Sí, mi amigo Jacinto es un triunfador. Es un señor importante en la gran ciudad, es director de una gran empresa y presidente del consejo de administración de varias importantes firmas comerciales. Jacinto fue mi compañero de instituto, estudiaba con una beca porque era más pobre que una rata y más listo que el hambre. Estudiaba duro para salir de la miseria de vivir en un piso de apenas 60 metros cuadrados, en un execrable barrio obrero, con tres hermanos, una madre medio idiota y una padre que ganaba el jornal trabajando como peón caminero. 
Recién acabada la carrera asistió a una fiesta dada por un compañero de la universidad, allí conoció a Adela. Una chica fea como un troll pero  una de las dos hija de la mujer más rica de la capital. Jacinto no lo dudó. Él tenía 23 años de edad y ella cerca de la treintena. Bailó toda la noche con la chica, intercambiaron teléfonos y a los tres meses se hicieron novios. Pero ¿quién era la dama fundadora del imperio Duquesa Inversiones?

Lola la Brava era la puta mejor cotizada de la ciudad en el tiempo cuando los burdeles estaban permitidos. Cuando tuvieron que cerrarlos por orden gubernativa Lola, aconsejado por el duque De Flor, su cliente más especial, montó una camisería fina de lujo, donde las supuestas costureras eran las meretrices más selectas de la ciudad. Allí acudía la flor y nata, como se decía antes, de la sociedad de los vencedores de la guerra: gerifaltes de camisa azul, militares de muchas estrellas, estraperlistas y terratenientes, todos ellos casados con esposas resecas de prejuicios y de  nulas habilidades camastrales.  Lola ganó mucho dinero que invertía en bolsa, en acciones y en negocios más o menos legales.
Cuando murió su protector, el duque De Flor, ella adoptó el sobrenombre de Lola la Duquesa y cuando cerró el burdel, a principios de la década de los 60, se quedó en  duquesa a tal extremo que con el paso de los años la gente creyó en verdad que la tal señora era una duquesa. Estilo no le faltaba, disimulaba su pasado con un barniz adoptado y copiado durante sus largas estancias con el duque De Flor.
La duquesa formó una familia como Dios manda, casada por la iglesia, con un marido que era un papamoscas, un cabrón consentido, adquirido  por la duquesa como tapadera para sus dos hijas espurias engendradas, una por un alto cargo del gobierno y la  otra, la más fea, Adela,  hija de un contratista.

La duquesa, en su madurez, era muy respetada en la ciudad. Aparte de ser  una prestigiosa empresaria millonaria supo casar a sus dos hijas. Una con un médico famoso y la otra con un chico con la carrera de ingeniería recién acabada, mi amigo Jacinto, el hijo del peón caminero, aquel que tanto odiaba vivir en un piso de pobres.

Hoy día don Jacinto es algo grande. Imposible acercarse a él ni menos aún contactar por teléfono. Es un hombre muy importante, es un triunfador gracias a estar casado con... una hija de puta.

Cine Andaluz

Solas (1999)

Director: Benito Zambrano

Ana Fernández es una actriz que siempre me fascinó. Es sencillamente genial, insuperable. En esta excelente película ella transmite su personaje a tal extremo que vemos a una pobre, triste, y paria María (su personaje) con tal verismo  que nos lo creemos. María es una cuarentona que vive en la pobreza, que trabaja como limpiadora de oficinas y que para colmo es consciente de su miseria, que no tiene futuro, que no está cualificada para desempeñar otra tarea que la de quitar mierda a  otra gente y para más inri se queda preñada estando soltera.
Mientras tanto la madre de María llega a la capital para acompañar a su marido que está ingresado en un hospital, un hombre horrendo, machista y cruel que se gastaba el dinero de las peonadas de la mujer y de los hijos en borracheras y en el juego y que a base de palos tenía a su familia en un puño. Un cabrón indeseable.
Esta película es dura y realista y  me hizo recordar algunas familias que viviendo en el medio rural, allá por las décadas de los 40, 50 y 60, vivieron semejantes infiernos con unos padres dictadores y crueles, amos indiscutible de su ganado (su esposa e hijos) donde la libertad solo podía llegar tras hacer la mili, para los chicos, o casándose las mozas con el primer ganapán que se pusiera a tiro.
Benito Zambrano, el director que consiguió 5 Goyas y una Mención en el Festival de Berlin con esta película demostró que el buen cine también se puede hacer en Andalucía.
Una pregunta que el espectador se hace ¿Cómo es posible que una esposa casada con un mostrenco que es un borracho, un jugador, un machista y un mal encarado pueda haber soportado tanta humillación;  una situación tan demencial como la narrada en esta película hasta el extremo de llevar flores, tras la muerte, al maltratador? ¿Por miedo, por superstición, por sumisión?  Por terror, sólo por terror.