jueves, 23 de junio de 2016

VIAJE EN MOTOCICLETA POR UNA FRONTERA CRISTIANA-MORA (JAEN Y GRANADA)

Copio de mi diario de viaje.

"El día 13 de abril del año 1988, sobre mi moto enduro Karmathan, busqué aquella frontera histórica que tanto me fascinó entre los reinos cristianos de Murcia y Jaén y el nazarí de Granada. 
Tomé la carretera "general" Granada-Guadix-Baza-Murcia, una carretera de dos sentidos, con un tráfico enorme y una peligrosidad extrema. Hacía fresco a las 9 de la mañana cuando pasé por Huétor Santillán que se convirtió en frío al pasar por el Puerto de la Mora y la Venta del Molinillo. Y frío glacial cuando circulé a 125 km/h por la recta de Diezma. 
Paré en Guadix para desayunar un bocadillo de chorizo, un vaso de tinto y un café ardiente. Veo la catedral desde el bar, un soberbio edificio terminado en el año 1710.
Tras un cigarrillo arranco la moto y me deleito escuchando el trepidante ruido del motor de dos tiempos y oliendo el perfume a Castrol con gasolina quemada. Pasé por Hernán Valle, Las Viñas y El Baúl hasta llegar a Baza. Una ciudad cargada de historia fundada por el reyezuelo batestano Beto, después fue asentamiento de romanos y de moros hasta el año 1489.
Tenía previsto hacer otra parada en Cúllar Baza pero me encontraba tan acoplado a la máquina que continué hasta parar frente a las cuevas de Galera. En Serón y en Galera se despachó a gusto el terrible don Juan de Austria y sus huestes, matando a los moriscos sublevados. En el mismo Galera, cuando fue tomada, ordenó pasar a acuchillo a todo persona a partir de los 12 años de edad. Una masacre.
Me dejo llevar por mi amiga, la motocicleta Karmathan, hacia Huéscar y La Puebla de Don Fadrique. En La Puebla paso la noche en un hostal. Por la tarde paseo por el pueblo cámara en ristre para tomar fotos y hablar con quien pueda. Un anciano de unos 70 años de edad me contó que la horrible iglesia modernista que yo acababa de ver, la Ermita Nueva, fue construida por un diputado a cortes en el año 1928. Este pueblo era muy grande -me contó el abuelo- y muy importante. Fue cabeza de señorío por el duque de Alba que trajo gente de Navarra para repoblar. En el año 1950 tenía 39.175 habitantes, en 1980 el censo era de 26.432 habitantes. 
Después de la cena me acosté para madrugar y seguir con mi viaje deportivo-cultural. En el hostal me avisaron que esos 40 km. desde La Puebla a Santiago de la Espada eran muy peligrosos porque caían violentas tormentas y el paraje era muy solitario. Tras el desayuno llené el depósito y arranqué para ver lo que pasaba. Me extrañó contemplar un enorme edificio semiabandonado,  Las Vidrieras,  que se encontraba en mitad del monte, junto a la carretera. 
Como hay que cambiar de velocidad constantemente la palanca de cambio se aflojó y la perdí. Me di cuenta y la encontré en mitad del asfalto a un centenar de metros. La fijé a conciencia y después del susto proseguí mi periplo hacia la frontera cristiana. El trayecto, para cualquier motorista aficionado, era y es fantástico, está lleno de curvas y contracurvas, de ascensos y descensos, un placer.
Cuando llegué al puente sobre el río Zumeta supe que había entrado en la frontera del Señorío de los Caballeros de Santiago. Y a partir de aquí  ya es otra historia".


miércoles, 22 de junio de 2016

CINE DE AYER

La Rosa Púrpura del Cairo

Director: Woody Allen (1985)

Siempre me causó asombro las relaciones de parejas asimétricas, donde él o ella puede comportarse como un burro redomado y el otro una persona especialmente sensible. En esta soberbia película de Woody Allen nos muestra con su habitual maestría el caso de una pareja desigual. Ella (una Mia Farrow sublime) es sensible y soñadora  a pesar de tener que vivir en un ambiento hosco,  trabajando de camarera y de lavandera/planchadora para mantener a su vago, borracho e inmoral marido que por mor de la Recesión y de su poco deseo de trabajar llevaba en el paro un largo tiempo. 
Cecilia, que así se llama la protagonista, la ama de casa maltratada y explotada por su esposo, se desquita de sus miserias asistiendo al cine. Veía casi todos los días la misma película: La Rosa Púrpura del Cairo donde su imaginación volaba contemplando e imaginando una vida chic, sublime, elegante y repleta de lujos que la alta sociedad americana vivía sin problemas a pesar de la Depresión que asolaba al país.  Cecilia se quedaba extasiada viendo a esas damas en trajes de fiesta, a esos caballeros guapos y elegantes que iban todas las noches a esos cabarets donde bebían champán.
Una vez que Cecilia fue al cine el personaje guapo del film salió de la pantalla y se dirigió a ella. Tom, el explorador, la invitó a salir a la calle para pasar una noche inolvidable. Cecilia cayó rendida a los pies de su personaje favorito. En sus brazos ella sueña y navega entre nubes de colores. Para colmo la propio Cecilia es invitada por Tom para entrar en la película y disfrutar del ambiente.  Ella, vestida de  pobre, entre tanta gente elegante, no lo podía creer.
 "Toma esta copa de champán"- le invita Tom. "Pero si esto es soda"- dice tímidamente Cecilia. Tom le contestó que eso era el cine, todo apariencia e ilusión.
El final de la película se sale un poco del guión inicial. Cecilia conoce al actor real, el que interpreta a Tom. Es un ser falso y deleznable que la engaña. Pero ¡oh, Fortuna! Estando en Hollywood un director de cine la ve y la contrata para actuar en una película. Se hace famosa y colorín, colorado...