jueves, 25 de enero de 2018

Un cuento más (Número 002)

La mantera prodigiosa

"Aquí me veo, yo, Adela Rascajigo, 36 años de edad, vendiendo artículos de artesanía en plena Rambla almeriense. No tengo ni oficio ni beneficio, siempre fui una perdida y una vaga. Mi madre quería que yo estudiara una carrerita de pobre, pero ni para esto servía. En su lugar alterné los porros y el alcohol, el sexo guarro y promiscuo con mi compañero el Chepa. Ambos vivimos de ocupa en una vieja casa del barrio de Pescadería.
Ayer mi compi me presentó a Jacinto, un tío de 40 años de edad, profesor auxiliar en la universidad que dice está montando un nuevo partido político para poder sustituir a esos partidos burgueses que coartan la libertad y la prosperidad de los ciudadanos. Se llama "Unamos" y ya han organizado varios happenings en la ciudad. Me invitó a visitar la sede.

Cuando visité la sede de Unamos pude comprobar que la gente que iba y venía  la componía desgraciadas y desgraciados como yo, excepto los idealistas teóricos, los creadores del partido, aquellos que tenían un empleo fijo y comían caliente todos los días sin preocuparle si hacía buen o mal tiempo para poder tender las mantas repletas de cachivaches para vender. 

El colega y el líder incontestable de Unamos era amigo íntimo de el Chepa, mi pareja. Congeniamos, nos tomamos unas birras y me contó del tremendo futuro que tenía el partido entre las clases menos favorecidas y como la democracia es mayoría- me aclaró- tenemos la sartén por el mango. Vi una posibilidad de medrar y salir de mis miserias cotidianas.

Me afilié y colaboré activamente con Unamos. Veía un futuro al alcance de mis manos. Si ganamos las elecciones municipales yo incluso podría llegar a ser concejal, me aseguró el líder. Tener un salario fijo y otro tipo de vida muy diferente a la de mantera. Un sueño."

Las elecciones fueron un éxito para Unamos, Adela Rascajigo salió elegida como la segunda de la lista más votada tras el líder. Formaron Ayuntamiento y Adela salió elegida alcaldesa. ¡Alcaldesa, Adela la mantera!

Primera plana del diario Candeal, con titulares de grandes caracteres: "Inauguración del Centro Cultural de los Platanillos por la alcaldesa de la ciudad, doña Adela Rascajigo".

El guardia municipal que hacía la vez de escolta de la alcaldesa abrió la puerta del gran vehículo oficial, con cristales tintados. Pasó doña Adela seguida de su secretaria, un microbio humano, servil como un perrito faldero, antigua empleada de Seguros Lucero. Adela se recostó con elegancia sobre el mullido asiento de suave piel. Sentía como le picaba el corazón, pero no se arrascó por pudor y sonrió con sarcasmo cuando oyó rugir el poderoso motor del automóvil escoltado por  dos motoristas de la policía local.
"Señora alcaldesa, dijo la secretaria llena de respeto, ahora nos dirigimos al puerto para recibir a la tripulación de la fragata Concordia . Tiene que ser un acto por todo lo alto. Vendrá la televisión y toda la prensa regional".
Adela sonrió con una forzada dulzura y cruzando los brazos fijó la vista, a través de la ventanilla del coche, en los manteros que vendían sus miserias junto al  paseo principal de la Rambla. 
¡Tocadme el moño  y espabilad como yo!- parece que dijo entre dientes Adela antes de curiosear en su iPhone.   

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