lunes, 27 de abril de 2015

UN LIBRO DE MI BIBLIOTECA

Viajes de Alí Bey

Almed Ediciones, 2012.

Alí Bey fue el apodo que se puso el militar español Domingo Francisco J. Badía que nació en Barcelona en el año 1767 y que vivió toda su niñez en Cuevas de Almanzora, Almería, donde su padre tenía un alto cargo en el ejército.
Como en aquella parte de la provincia de Almería aún se respiraba un ambiente muy morisco el niño, y después jovenzuelo, se interesó vivamente por la cultura y las costumbres musulmanas.
Cuando Domingo Badía se casó trabajó para el gobierno en Córdoba donde aprendió la lengua árabe con fluidez.
Domenec Badía, ya conocido como Alí Bey era un hombre con una vasta cultura, muy afrancesado y europeísta, que hizo un viaje de "exploración" por Marruecos, Chipre, Arabia, Siria y Turquía relatando en su diario de viaje todo lo que le sucedió y vio. Alí Bey estuvo en La Meca en peregrinación siendo el primer español no musulmán en estar en dicho lugar y entrar en el santuario de La Kaaba.

En el año 1816 se editó su obra en inglés "Travel of Ali Bey" siendo un éxito editorial que inspiró, en cierta medida, a los aventureros científicos Richard Francis Burton y Alexander von Humbolt.
Domingo Badía murió envenenado por el pachá de Damasco, al servicio de los ingleses, y por mandato de estos, por ser considerado un espía de los franceses.

"Domingo Badía o Alí Bey es uno de los personajes más fascinante de la Historia de España del siglo XIX. Ya desde niño manifestó una gran inteligencia y una vasta cultura en su juventud que le hizo aprender astronomía, física, historial natural, matemáticas y filosofía. Tuvo verdadera pasión por el islamismo que le llevó a aprender árabe casi a la perfección y a estudiar su cultura y los usos y costumbres de este pueblo.

A los 14 años de edad trabajaba como funcionario en Granada. En su primera madurez presentó un proyecto para realizar una expedición científica y geográfica por Africa. Se trataba de un viaje de 18.000 km. en el que exploraría el Atlas, el Sahara, el Golfo de Guinea y el Nilo. Un proyecto que se transformó en una misión política cuando Godoy intentó controlar Marruecos y allí fue cuando Domingo Badía se cambió el nombre por el de Alí Bey y se hizo pasar por un aristócrata hispanomusulmán descendiente de Mahoma. El sultán lo acogió porque la erudición de Alí Bey era tan grande que le abrió todas las puertas de palacios y madrazas e incluso el pueblo llano lo consideraba como un santón milagrero a tal extremo que le arrancaban trozo de sus vestidos como reliquias.

Tras pedir permiso al sultán de Marruecos partió con destino a La Meca continuando después hacia Damasco, El Cairo, Constantinopla y Tierra Santa tomando siempre nota de todo lo que veía. Intentó localizar los restos de la Atlántida e intentó reformar la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalen. 
Tras la salida de las tropas napoleónicas de España, Domingo, como afrancesado, se trasladó a París y allí fue nombrado Mariscal de Campo partiendo de nuevo a oriente, ésta vez como espía. Murió en Damasco envenenado por orden de los ingleses".


domingo, 26 de abril de 2015

CINE DE AYER

El Séptimo Sello (1957)

Director: Ingmar Bergman

El cine como arte, así es esta película. Puro arte basado en una historia aparentemente simple pero llena de profundidades metafísicas, como se decía entonces. El argumento se basa en la vuelta de un caballero cruzado y su escudero a una Suecia del siglo XIV desolada y rebosante de supersticiones. Pero no, no es tan sencilla esta película de Bergman. A este cruzado escéptico y fracasado, Antonio Block, se le presenta la Muerte para llevárselo nada más desembarcar en su país. Antonio (Antonius) le propone a la Parca una partida de ajedrez para ganar tiempo y es aquí donde comienza la trama, más bien fases o capítulos de la película.

Europa estaba sometida al caos y a la miseria a principios del siglo XIV, Suecia aún más. La desolación y la muerte produce crueldad y violencia y un abandono de las normas sociales con toda esa gente impregnada por un fanatismo religioso exagerado, con procesiones de penitentes flagelantes y curas de sermones atronadores.
Las obsesiones religiosas de Bergman se trasluce en personajes de su film, se habla de la duda sobre la existencia de Dios, del pecado y del más allá. La confesión y el perdón confunde a Antonio aún más que  el adulterio, la crueldad del poderoso y el fanatismo popular con lo que hace un  collage perfecto de aquel siglo de la peste negra.
Las imágenes que nos ofrece esta película son muy plásticas,  significativas y tristes. Por ejemplo, cuando aparece en pantalla una playa gris bajo un cielo aún más gris y plomizo, con guijarros negros brillantes en la orilla y restos de troncos resecos arrojados por el mar: desolación, miseria y fealdad, lo que la vida le esperaba al valiente cruzado perdedor de ideales.
Esta película, vista hoy en pleno siglo XXI, puede recordarnos lo que padecemos en nuestro mundo, un mundo que está enfermo y desquiciado, que está dominado por la codicia, la corrupción y la crueldad, a pesar de todas esa gente inocente y soñadora, que todavía no está contaminada, y que está dispuesta a cambiarlo, pero ¿cómo, cuando?.

Algunos cinéfilos consideran  esta película de Bergman como una joya de la cinematografía, una de las mejores cintas de este director sueco. Sin olvidar mencionar al excelente actor Max Von Sydow.