domingo, 27 de octubre de 2019

Un libro de mi biblioteca

El desconocido 
Autora: Carmen Kurz (1956)

Tengo un apartado en mi biblioteca con novelas españolas, probablemente poseo uno o varios ejemplares de cada autor español desde antes del Siglo de Oro hasta la fecha. Dentro de la novela contemporánea hallé este libro que no recordé haberlo leído. El tema es bueno, gira sobre el desencuentro de la esposa de un prisionero en Rusia de la División Azul recién regresado y el modo, cambiado, de ser y estar, de la mujer.

"El sol llegaba desde Montjuich y se quebraba en el agua de las dársenas. Y ella estaba allí , entre los que aguardaban a alguien. En su mente se repetían las palabras que antes leyó en la prensa:Van a repatriar a los prisioneros de la División Azul" 

"El Semíramis estaba llegando y las sirenas sonaban mientras ella se echaba a temblar. Gritó. Después de su único grito, tornaba a su mudez mientras su cuerpo temblaba. ¿Se acordaría su marido de ella?"

"Se mantenían todos en cubierta, afilando los ojos, tratando de descubrir entre la muchedumbre, ya visible, los que, a cada uno, les esperaban. Antonio se sentía flojo, débil. Le temblaban las rodillas y mientras el barco avanzaba, entraba rozando muy cerca la punta de la escollera"

"Cuando por fin Antonio se vio a solas con su esposa Dominica la estrechó furiosamente. Permanecieron unidos tiempo y tiempo. No sabía que decirle. Se limitaba a pasar torpemente sus manos sobre las mejillas. Había en ella un patetismo indefinible. Los años le había afinado el rostro"

"Dominica y Antonio pasearon aquella mañana. Durante el trayecto se dio cuenta de los mil cambios sufridos en la ciudad. Nuevas tiendas ofrecían aquellos productos desaparecidos en los primeros años de la posguerra. Cafetería, un término nuevo en el léxico barcelonés. Cuantas palomas hay en la Plaza de Cataluña - comentó Antonio a su esposa- En Rusia se las hubieran comidos todas. ¿Crees, Antonio, que los pobres de Barcelona no cazan palomas para comérselas?"

"Dominica se estaba arreglando y Antonio sintió de nuevo hacia su mujer el impulso primitivo que la víspera le empujara a ella. Dominica parecía ajena a él. La combinación blanca le ceñía el cuerpo"

"Aquel beso furtivo de su cuñado Enrique fue una temeridad. Enrique era como un niño pequeño a sus dieciocho años y ella le quería precisamente por eso. La fidelidad de Dominica no dependía únicamente de la carne, sino también el pensamiento. El pensamiento, el deseo, era un potro desmadejado y salvaje que corría sin detenerse vertiendo a lo largo del camino su acervo de angustia"




No hay comentarios:

Publicar un comentario