jueves, 27 de octubre de 2016

Síntomas

Síntomas 

Hace varios meses escribimos en este Blog un artículo titulado "Degeneratum", sobre la degeneración de una persona. No exageramos ahora al decir que nuestra cultura occidental camina hacia el precipicio de una degeneración inevitable. 

A raíz del escándalo del Premio Nobel de Literatura concedido a un vocalista o canta-autor en vez de a un escritor apreciamos que hasta la Academia de los Premios Nobel está cayendo en un pozo de mediocridad y de barbarie ( en el amplio significado romano de la palabra "bárbaro").
 Bob Dylan fue uno más entre los rasgadores de guitarra que hubo en los años 60, mi década juvenil, que junto a Joan Baez y otros nos deleitaban con sus canciones de protesta. Pero de aquí a confundirlo con un escritor consagrado de la talla de otros premiados tales como Faulkner, Sartre, Kawabata, Neruda, García Márquez o Vargas Llosa, por mencionar a algunos, hay un abismo. "Es que en los premios Nobel hay mucha política"- dice la gente. Lo que hay son muchos cretinos. Lo han demostrado este año.

Otro síntoma de degeneración de nuestra cultura europea, en este caso asentada en los Estados Unidos de América, fue aquel bochornoso debate que vimos entre dos candidatos a la presidencia, con abundancia de descalificaciones personales e insultos entre una dama, Ms. Clinton y un caballero, Mr. Trump. Fue borchonoso, lo vi a través de la BBC y quedé petrificado. Nunca jamás en un país supuestamente civilizado se vio cosa semejante. Otro síntoma de la degeneración occidental.

Qué decir sobre esas  personas indocumentadas  que poco a poco están invadiendo el Continente Europeo. Es  un peligro y un despropósito del que nadie habla por miedo a pecar de xenófobo. Es un caso muy serio para todos los gobiernos de la Unión Europea que suelen dar palos al agua esperando que sus sucesores arrostren con el problema, si es que son capaces.  

Los síntomas aparecen antes que la enfermedad y si no se atajan  será demasiado tarde. Un gran periodista, don Luis María Ansón, escribió una vez, refiriéndose a nuestro país: " La mediocridad de la clase política española mantiene su cinismo  y su prepotencia" Pocos políticos actuales dan la talla para gobernar con justicia y sabiduría España.

La degeneración de nuestro sistema occidental, en todos los ámbitos, llámese  honor o responsabilidad cae por sí mismo. Desde las clases más bajas hasta los altos ejecutivos de la política, de las finanzas o del mundo empresarial son corruptos y filodelincuentes en su mayoría.
Es un hecho: el colapso del Capitalismo, tal como hoy lo conocemos, está por llegar. Quizá mucho antes de lo que  se esperaba.  

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