jueves, 28 de mayo de 2015

ESA EUROPA DECADENTE

Reconocer que Europa ha entrado en una decadencia absoluta no es derrotismo, es la pura realidad. Los estudiosos  de la historia saben de sobra que cualquier imperio o país después de una época de auge entra en un estado de decadencia, de degeneración y de corrupción para reponerse, a la larga, en una especie de catarsis social.
 Europa no es una excepción, está podrida conceptual y  materialmente hasta sus tuétanos. Un país pequeño y no muy rico como es España ha caído en una espiral de corrupción inimaginable: desde esa caterva de indeseables políticos que se hicieron millonarios y "poderosos" gracias a su desmedido afán de medrar, pasando por empresarios y banqueros sin escrúpulos hasta llegar a  ese alto porcentaje de trabajadores y empleados que evitan pagar impuestos siempre que pueden y que, si pueden, se afanan por  conseguir subvenciones inmerecidas.
 No es derrotismo es la pura realidad, es un efecto derivado de una   causa: la corrupción y la degeneración moral de una gran parte de los europeos.

"La decadencia europea es palpable. El viejo orden europeo está en crisis  y encuentra serias dificultades para rehacer la economía que soñó soberana. Lo peor es que no se adivina un nuevo camino. Europa crea incertidumbre en los países que confiaron en su unión  y en un relanzamiento de la economía mundial. España es ahora (se refiere el artículo al año 2014) la espina clavada en el talón de Aquiles europeo.
Si el viejo orden declina, otros aprovechan para crear uno nuevo con las miserias que aquel deja en los barrios pobres de trabajadores de las grandes ciudades europeas y entre los parados y emigrantes. 
Dentro de la UE Alemania e Inglaterra van a lo suyo. El mapa financiero inglés se centra en la Mancomunidad Británica ( que incluye países como Canadá, Australia, Sudáfrica y otros) mientras que Alemania influye económica y políticamente sobre los antiguos países satélites de la Unión Soviética.

¿Y España? España vive un permanente desconcierto y vive con los pies colgando sobre el abismo. Los economistas foráneos se pasman con la tranquilidad en que los españoles asumimos y absorbemos los datos que nos avisan de nuestra peligrosa situación.
Se sospecha que el euro está produciendo réditos inmensos a los partidos políticos, a los bancos asociados y a esos buscados intermediarios que se mueven como pirañas tratándose de dinero, de intereses, dividendos, beneficios múltiples sin olvidar, por supuesto, a los sindicatos, onegés, paniaguados, allegados, políticos y politiquillos profesionales, los que viven del cuento, del salario que obtienen por engañarnos.

Si Europa quiere una unión verdadera, la económica no basta sin una unión cultural y política. Europa seguirá desunida por la cultura más que por los intereses económicos. Europa  va hacia el caos, aunque se tardará un tiempo para  que nosotros o nuestros hijos podamos sentir  sus efectos". 

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