miércoles, 26 de agosto de 2020

Un libro de mi Biblioteca

 La peste

Autor: Albert Camus


(Reedición del año 2010; diez años antes de la Pandemia de la Covid 19)


De los tres libros que posee mi Biblioteca que yo considero "malditos" La peste es uno de ellos. Los otros dos son Hambre, de Knut Hamsum y El proceso, de Franz Kafka. Todos muestran el lado feo de la humanidad, cosa que aborrezco.

Albert Camus me hizo sentir miserable e impotente con esta novela. En la contraportada del libro se puede leer: " Una invasión de ratas causa una epidemia de peste en la ciudad de Orán. Las medidas profilácticas exigen el aislamiento de su habitantes. En dicho confinamiento se destapa las grandezas y las miserias de la condición humana"


Entresacamos algunos párrafos:

"El aislamiento me aburre. ¿Qué hacer para no perder el tiempo? Respuesta: sentirlo en toda su lentitud. Medios: pasarse los días en la antesala de un dentista en una silla inconfortable; vivir el domingo en el balcón, toda la tarde; oír conferencias en una lengua que no se conoce..."


"Es cierto, es cólera ¿Cuántas camas tienen los pabellones? Ochenta ¿Hay más de treinta enfermos en la ciudad? Hay los que tienen miedo y los que no los tienen. Pero los más numerosos son los que todavía no han tenido tiempo de tenerlo. Hace falta soluciones completas. Hay que levantar contra la epidemia una verdadera barrera o no hacer nada"


"Había muchos que, como Rambert, intentaba huir de esta atmósfera de pánico naciente. Rambert quería salir de la ciudad. La base de su argumentación consistía siempre en decir que él era un extraño en la ciudad y que, por lo tanto, su caso debía ser especialmente examinado. Había visitado todos los despachos, hecho todas las gestiones posible: las salidas de la ciudad estaban totalmente cerradas"


"¿La epidemia avanza?- preguntó Rambert. Rieux dijo que no y que, incluso la curva de las estadísticas subía menos deprisa. Lo que pasaba era, simplemente, que los medios de la lucha contra la peste eran insuficientes"


"El doctor Rieux caminaba por las calles llenas de júbilo entre campanas y los cañonazos, las músicas y los gritos ensordecedores. La peste había sido eliminada de la ciudad, aunque no pudo evitar pensar que el bacilo de la peste no muere ni desaparece jamás, que puede permanecer durante decenios dormido en los muebles, en la ropa, esperando resucitar" 

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