miércoles, 27 de mayo de 2020

Gaia, Nuestra Madre Tierra

Gaia, Nuestra Madre Tierra (A modo de reflexión)

El planeta Tierra es considerado por algunas personas como un ente con vida propia. Dicen que es un organismo que nació, que vive y que morirá como cualquier otro organismo conocido. Los antiguos llamaron Gaia a la diosa más primitiva: la Tierra. 

En la mitología griega Hesíodo en su Teogonía cuenta que la Tierra (Gaia) surgió para ser la sede de los dioses y de los mortales. Otros autores clásicos también creyeron que la Tierra tenía vida propia y que nosotros, todos los habitantes del mundo, éramos meros huéspedes, unos parásitos a veces beneficiosos para Gaia y otras veces muy destructivos para la diosa.

¿Puede la Tierra darse cuenta que una parte de los 8 mil millones de personas que habitamos sobre ella la estamos destruyendo poco a poco?
Todos vivimos, hablamos de países civilizados y desarrollados, en un sistema tan paranoico y pragmático donde lo que nos interesa es el beneficio material a cualquier precio arrancando bosques y selvas para plantar especies rentables como la soja que necesita cantidades ingentes de pesticidas que contaminan a personas y a la propia tierra.
 ¿Cuantos millones de litros  anuales de productos fitosanitarios se vierten sobre los enormes cultivos de olivares de las diferentes provincias españolas? Un veneno aceptado por la sociedad aunque sepan que  las abejas desaparecen, las aves emigran, las aguas subterráneas se contaminas, los peces de los ríos mueren, etc Todo por el bien económico de unos pocos, por el progreso; todo para ganar dinero sin importar el daño que se le hace a nuestra Madre, a Gaia.
 La contaminación es el gran mal que sufre la Tierra. Casi todas las islas de los mares del sur (Polinesia, Micronesia...) suelen arrojar la basura al mar acumulando antes, en grandes contenedores, toda la basura que es después arrojada periódicamente en mitad del Océano Pacífico formando las tristemente famosas islas flotantes de deshechos Y no digamos la contaminación  de sólidos y del aire por la mayoría de los países asiáticos.
 Son auténticos atentados ecológicos que dañan a Gaia, que en su infinita paciencia envía de vez en cuando plagas, epidemias  y pestes para aligerar una población que crece a un ritmo desorbitado, con el agravante de un aumento poblacional demencial, con el agravante que en los países más pobres o entre las capas sociales más bajas de nuestras sociedad desarrollada las mujeres compensan la falta de unos bienes materiales con la procreación sin ton ni son de hijos, que serán los futuros parias de la Tierra.

James Lovelock y su Hipótesis Gaia nos dice que la atmósfera y la biosfera de la Tierra se comportan como un sistema donde la vida se encarga, de vez en cuando, de autorregular sus condiciones esenciales basado en la hospitabilidad, como una completa homeostasis. La Tierra necesita de seres vivos para su existencia si no moriría. Pero cuando estos seres vivos perjudica, sin ellos saberlo o sabiendo, este equilibrio, la diosa Gaia envía pandemias, epidemias y plagas para intentar equilibrar la balanza creación-destrucción  para regular la población y también para avisar a los seres humanos de sus abusos y desatinos contra la Madre Tierra. 

Sea la diosa Gaia, los dioses del Olimpo, o el alma que dicen que respira dentro de la Tierra  los que hacen que el Planeta tenga vida propia debemos considerar que la Tierra se defiende de vez en cuando de las agresiones que sufre por parte de nosotros,  de sus necesarios parásitos. No es extraño que haya personas que sucumban ante las defensas de Nuestra Madre Tierra.

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