miércoles, 25 de julio de 2018

Cine de ayerCi

Cine de Ayer

Calle Mayor  (1956)

Director: Juan Antonio Bardem

 Esta película critica a esos hombres aburridos que viven en una pequeña ciudad de provincia y que para distraerse montan bromas pesadas, desagradables y veces hasta inhumanas.

Isabel, una solterona para los estándares de los años 50, es una mujer de 35 años de edad. Todas sus amigas están casadas y aparentemente felices en sus matrimonios. Tan católica, tan formal, tan mujer de su casa pero que todavía vive con su madre viuda y con una vieja criada. Necesita enamorarse para casarse, para formar un hogar, como todas las mujeres normales.
Todas las tardes ella y su madre caminaban, a la salida de misa, por la calle Mayor de vuelta a casa. Una calle que era el paseo público donde toda la gente del pueblo paseaba de arriba abajo y se saludaban. Isabel y su madre pasaba frente a los ventanales del bar-casino donde estaban los aburridos los hombres aburguesados del pueblo contemplando las idas y venidas de los parroquianos bajo los soportales de la calle.  

El papel de Isabel está magníficamente interpretado por la actriz americana Betsy Blair que pone cara de bobita feliz cuando Juan, uno de los golfos del casino, simula un enamoramiento apasionado. Un   paso hacia la terrible "broma" que le iban a gastar a la dulce y soñadora Isabel. Una broma que consistía en comprometerla hasta  unos días antes de la boda para abandonarla de golpe, con todo preparado. Una canallada que provocaba las risas de los amigotes cada vez que Juan, un sinvergüenza empleado de banco, contaba todos los días el progreso en el noviazgo.

En Calle Mayor Bardem nos muestra con rudeza, pero con claridad, como una pandilla de indolentes y payasos provincianos pueden destruir el alma de una persona cándida y dulce como aquella joven deseosa de entregar su amor al hombre adecuado. Con el paso de los días Juan tomó conciencia de la barbaridad que estaba cometiendo e intentó decir a Isabel que él no estaba enamorado de ella ni menos aun que deseaba casarse, pero era incapaz de confesarle nada a Isabel; se derrumbaba cuando ella lo miraba con tanta dulzura.

La década de los años cincuenta era terrible para todos los españoles, principalmente para las mujeres que carecían de derechos alguno y estaban sujetas a una constante sensación de culpabilidad y de pecado.
 Juan está desesperado, siente remordimiento y decide contarle el caso a su íntimo amigo Ricardo, que vivía en Madrid, para que le ayude a salir de aquel embrollo. Ricardo llega al pueblo y sugiere a Juan que hable con claridad con Isabel. De una forma o de otra se descubre el engaño e Isabel se queda en estado de shock al extremo que decide abandonar el pueblo e irse a Madrid para comenzar una nueva vida avergonzada de los murmullos y risitas a sus espaldas de sus paisanos al enterarse de la broma a la que fue sometida.

En la estación de tren acude Isabel para fugarse a Madrid, ya estaba a punto de subir al vagón  cuando de pronto decide quedarse en su pueblo, arrostrando todas sus consecuencias. No es capaz de afrontar una nueva vida, prefiere quedarse en casa con su madre y su tata. 

La última escena de la película es tremenda. Se ve la cara triste y desengañada de Isabel que a través de los cristales de la ventana de su dormitorio contempla, ya de coche, como caía la lluvia sobre una calle desolada, sobre una calle que ya le amargaba, la calle Mayor. 

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