sábado, 24 de febrero de 2018

¿Cómo se fabrica un artista de un inútil?

¿Cómo se fabrica un artista de un inútil?

Partiendo del axioma de que la vida es una falacia, una ficción, podemos explicar la vida y hechos de Jacinto Castelfell, el pintor más cotizado de España.
La familia Castelfell, oligarca de varias generaciones y millonarios por ende, tenía cuatro hijos dedicados a la gerencia de los negocios familiares. Otro hijo, el menor, salió rana y evitó a toda costa entrar en el clan familiar empresarial y a sus 34 años de edad era el típico parásito, el inútil de la familia, que vivía en un pequeño apartamento alquilado que abonaba con la "paga" mensual  que le enviaban el contable de la familia.
 Jacinto quería ser de todo pero no era nadie. Incluso ideó dar la vuelta al mundo en un carrito de inválido, para después vender "sus experiencias". Jacinto era, sin lugar a duda, un tonto de capirote, un completo imbécil.

Después de la cena de navidad de aquel año de 1983 el patriarca de la familia se encerró en su despacho con su hijo Jacinto para proponerle que se decantara por cualquier oficio, profesión o vocación. Quiero ser artista -dijo el hijo y añadió- pero un pintor de la talla de Dalí o Miró. El padre sonrió con amargura mientras pensaba,  pero que tonto me ha salido este chaval. Bien -dijo de pronto con energía- serás uno de los mejores artistas contemporáneos españoles. Te lo aseguro. Jacinto abrazó a su padre y salió del despacho muy alegre.

Don Juan Castelfell de los Montes del Tocón, el hombre más influyente del país contactó con el mejor galerista de Madrid para proponerle que guiara los pasos de su hijo Jacinto, que en el plazo de un año debería colgar su primera exposición individual.
 Rafael de los Cobos, el propietario de la galería de Arte De los Cobos y asesor del Museo Reina Sofía aceptó el encargo a cambio de varios millones de pesetas.

El mejor pintor de Italia, ganador de varios importantes premios en diferentes exposiciones-concursos, fue el profesor de dibujo y pintura de Jacinto. Entre clase y clase, alumno y profesor visitaron los lupanares más exclusivos de Madrid y los lugares de copas más elegantes.
En Lyon se celebró el concurso de pintura más importante de Europa. El artista que consiguiera el primer premio, además de cobrar unos diez millones de pesetas, podría exponer sus obras en el Centro Pompidou de Paris, en la Galeria Nacional de Arte Moderno de Roma y en el Museo Reina Sofía de Madrid. Un perfecto trampolín hacia la fama.

Don Juan Castelfell contactó con sus abogados y agentes europeos para comprar el primer premio, para su hijo. Le costó una fortuna poder corromper al jurado (compuesto por cinco personalidades del arte europeo). Por supuesto que Jacinto Castelfell, el inútil de la familia, ganó el premio y se convirtió en una figura cumbre del arte contemporáneo. Triunfó a lo grande y ahora, con casi 70 años de edad, es una personalidad del arte español dando conferencias por doquier y ponderando sobre el don y la gracia casi divina de un artista como él.    

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