jueves, 23 de febrero de 2017

Cine clásico

Cinema Paradiso (1988)

Director: Giuseppe Tornatore

Todas las personas que nacimos y nos criamos en la posguerra, sea esta la civil española o la europea, encontramos en el cine, siendo niños o jóvenes, una válvula de escape de aquella negritud existencial que nos rodeó hasta finales de la década de los 50.

En esta magistral película de Tornatore se cuenta como un niño, amante del cine,se sumerge en la fantasía de la pantalla para huir de las miserias de la posguerra italiana y de su pequeño pueblo sureño.

Pero ¿dónde comienza la fantasía y se pierde el sentido de la realidad? En nuestras mentes, si así lo deseamos. 
En aquel pueblo  italiano del año 1948 el elemento aglutinador de la población es la iglesia y el cine. Un cine, Cinema Paradiso, tan pobre en sus comienzos que los espectadores tenían que llevar sus propias sillas. Más tarde se modernizó e instaló asientos abatibles aunque sirviendo aún como centro de reunión popular, aparte de proyectar películas.
 Allí van las madres con los niños a merendar, las ancianas a hacer calcetas, el pequeño contrabandista a vender tabaco rubio americano, chavales que se excitan con las hermosas mujeres que aparecen en pantalla, pareja de novios que se meten mano, aburridos de la vida que pasan horas y horas en la sala aunque hayan visto la misma película varias veces, etc

Argumento: Un prestigioso director de cine de los años 80 vuelve a su pueblo tras 30 años de ausencia para el funeral de su amigo Alfredo, el proyeccionista que permitió a Salvatore, conocido de niño como Totó,  subir a la cabina del cine para ver gratis todas las películas que quisiera. Totó coleccionaba también los cortes de las cintas de las películas que el párroco cortaba como censura previa a la proyección. Estos recortes era el tesoro secreto de Totó. 
La nostalgia, esos bellos recuerdos edulcorados con el tiempo que todos guardamos, es un aliciente más para sentirnos felices en un momento determinado. Repetimos, es una película magistral con una banda sonora sublime a cargo de Ennio Morricone. Puro arte cinematográfico. 

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