domingo, 26 de mayo de 2019

Cine de Ayer

Zelig (1983)

Director: Woody Allen

Esta película de hace 36 años se adapta bien a los tiempos actuales, donde la imagen, la pose, la apariencia y el histrionismo obligado son monedas corrientes en nuestras relaciones sociales.
Todos queremos caer bien a todos, si algún conocido comenta una idiotez como algo sublime nos preocupa contradecirle, le seguimos la corriente para caerle mejor. 

La película Zelig cuenta el caso de un individuo peculiar que del esfuerzo tan grande por ser igual a sus contertulios y amigos sufrió un extraño metabolismo mental y físico que lo hacía transfigurarse e imitar a la persona que tenía frente a él. Si estaba hablando con un negro se convertía en un negro, sin hablaba con un rabino le salía barba y se asemejaba a un rabino, si estaba entre personas gordas él se convertía en una persona gorda. Estas transformaciones se hacía sin poder él evitarlas ya que poseía ese inmenso deseo de pasar desapercibido y ser una persona corriente como la gente que le rodeaba en ese momento. 

Este film está rodado como un falso documental con recortes de cintas, con diálogos y confesiones originales de personajes de la época y curiosamente, al menos en la cinta de video que poseo,  está en inglés sin subtítulos, un handicap para las personas que no entiendan aquel idioma. 

La sociedad en los años 20 del siglo pasado y ahora en pleno siglo XXI exige al individuo que se adapte totalmente al medio que le ha tocado en suerte vivir. Ser diferente es una anomalía; si vives entre labriegos debe pensar como ellos; si está entre artistas debe opinar como ellos. Zelig se esforzó tanto que se convirtió en un hombre-camaleón.

Opinamos que Zelig es una manera de denunciar los fanatismos, el falso patriotismo, el peloteo e incluso el igualitarismo decadente actual. 
El miedo de Zelig de sentirse excluido de la sociedad que le rodeaba es similar al miedo que tiene algunos de nosotros visto como raritos por la gente del vulgo, tremendamente emborregada. Todos esperan que seamos igual a la mayoría del  pueblo llano; hay que ser guay, hay que ser igual de mamarracho que todos para poder sobrevivir entre la plebe.

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