viernes, 26 de abril de 2019

Confesiones de un lector impertinente

Confesiones de un lector impertinente

Todos los aficionados a la lectura tenemos en mente aquellos libros que más nos gustaron y también los que más nos impactaron por sus historias o por su estilo literario.
Sin lugar a duda el libro que más me impactó, lo leí tres veces durante un cierto período de tiempo, son los relatos compilados en el Antiguo Testamento, siempre desde el punto de vista de un lector laico. Sus cuentos, historias y anécdotas son superiores a esos otros cuentos de Las Mil y una Noche.
Saco unos párrafos del AT:
 "Tobía quedó prendado de la belleza de Sara pero no quiso casarse con ella porque tenía fama que en la noche de boda murieron misteriosamente siete esposos anteriores a su viudez. Tobía sintió alivio cuando un día se le apareció un ángel y le dijo que se casara con ella, que él no moriría. Y así fue"
"Jonás fue enviado a Nínives por mandato de Jehová para predicar. Jonás no quiso e intentó huir en un barco que se dirigía al oeste. Se levantó una fuerte tempestad que los marineros achacaron al gafe de Jonás y lo arrojaron al mar. Una ballena lo tragó para devolverlo en una playa sano y salvo. Entonces Jonás comprendió el mensaje y no tuvo más remedio que ir a Nínives"
Lo de la burra que hablaba es un relato fascinante y aún más lo de aquel profeta que saliendo de un pueblo unos muchachos se rieron de su calvicie. El profeta pidió ayuda al cielo y un enorme oso salió del bosque y devoró a los rapaces, justicia divina. Y aquella heroína que yació con el general que sitiaba su ciudad y tras quedar dormido le cortó la cabeza; hay decenas y decenas de suculentas y entretenidas historias en el AT.

Como es difícil entresacar de mis cerebro los libros que más me impactaron anoto a vuela pluma, los diez libros de autores extranjeros que leí con reverencia y placer:
Lawrence Durrell y su Cuarteto de Alejandría; Gustavo Flaubert y su Madame Bovary; Goethe, Werther; James Joyce y su difícil, al menos para mí, Ulises; Franz Kafka y su agobiante El Proceso; San Agustín y sus Confesiones; Stendhal y su elegante novela La Cartuja de Parma; Tolstoy y su obra cumbre Guerra y Paz; Zola y su realismo con Germinal.

Sacar diez obras de nuestros novelistas españoles es harto difícil:
Anónimo, Poema de Mío Cid que lo habré leído más de una docena de veces; La Regenta de Leopoldo Alas Clarín; la Lucha por la vida de Pío Baroja, donde me descubrió la vida oscura de una ciudad que amo, Madrid; Don Quijote, de Cervantes, que confieso que leí por primera vez a mis 20 años de edad en una edición que compré en la Cuesta de Moyano. Ahora tengo otras ediciones que leí dos veces más y pretendo releerlo, otra vez, dentro de poco. Eslava Galán es un autor contemporáneo que me encanta por su inteligencia y mordacidad: Los años del miedo. Un autor que tuve la suerte de conocer en Sevilla y que desapareció hace años fue Alfonso Grosso y su cruel, corta y veraz novela de El Capirote. La elegancia y saber escribir  de Gabriel Miró y su El obispo leproso. El Jinete Polaco es la obra cumbre de mi admirado Antonio Muñoz Molina. Joanot Matorell y su libro de caballería Tirante el Blanco, la edición que poseo tiene una excelente introducción de Vargas Llosa.

Otros aficionados a la lectura me preguntaran sobre Faulkner, Kierkegaard, Nabokov. Lampedusa, Cela, Almudena Grandes, Juan Marsé, Ortega y Gasset, Pardo Bazán, Pérez Galdós, Sender... y muchos otros más. Los leí a todos y casi todos me impactaron con sus novelas, cuentos y relatos. 

El vicio de leer crea adipción y yo, reconozco, soy un adipto más que un adepto a la lectura, desde que tenía 14 años de edad y comencé a leer novelas de Simenón y Conan Doyle. 


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