martes, 26 de febrero de 2019

Adela, una mujer liberada ¿liberada de qué?

Adela, una mujer liberada ¿liberada de qué?

Adela siempre deseó ser una mujer contemporánea, independiente y resuelta. Una profesional con un alto salario para no depender de varón alguno.
Cuando iba al Instituto comenzó a leer novelas y ensayos de Gloria Steinem, Alice Walker, Simon de Bevoir, Virginia Wolf y toda esa pléyade de novelistas femenistas que resaltaban los valores de la mujer ante el hombre- alfa-macho para poder someter a cualquier  hombre omega de la manada.
En la universidad estudió Comunicación Visual. Adela deseaba de todo corazón ser una prestigiosa presentadora de televisón pero el azar le ayudó a conseguir un puesto de becaria como locutora de radio de una emisora local. Al año y medio dejó ese trabajo para  sustituir a la locutora oficial de una prestigiosa cadena de radiodifusión para protagonizar el prestigioso y popular programa  "Besos en la Noche" Lo hizo tan bien que se quedó de anchor, la otra ni se sabe lo que hicieron con ella.
Adela era famosa, la más escuchada de la radio española. No estaba mal. No era la televisón pero no le importaba. Además ganaba mucho dinero para una chica de 26 años de edad. De 4 a 8 de la madrugada los insomnes y los trabajadores nocturnos eran sus oyentes. Una audición diaria de más de ocho millones. Todo un éxito. 
Reconocía que el único handicap de su trabajo era el horario. Tenía que estar en la emisora a las tres de la madrugada en punto y bajar a la calle, de casa, de madrugada y en el barrio del Pilar, que era donde había podido comprar un piso; ir al garage, sacar el coche y conducir hasta la emisora era una gran incomodidad, incluso un peligro, a pesar que llevaba siempre a mano un spray antiviolador. Pensó que otra forma para amortiguar este inconveniente sería buscar un acompañante-mantenido; pero lo que pudo conseguir fue un hombre divorciado, cuarentón, y sin ganas de trabajar. Ideal para lo que ella quería, sería su escolta y su calentador de la sopa y de la cama.
De todas formas, aguantar a un marmolillo como Jacinto era muy duro, a veces le divertía con sus simplezas pero otras veces le atosigaba con su presencia. Decidió prescindir de sus servicios antes del año. Otra vez sola hacia el garage en plena madrugada apretando el spray en el bolsillo del abrigo.

No se si acerté con esta entelequia de independencia femenina. Mi prima Luisa se casó y es una ama de casa profesional, al cien por cien. Tiene cuatro hijos y siempre piensa en ellos y en su marido que es un calzonazo de sonrisilla de memo y que le sale sin querer. Pero no. Recuerdo cuando mi prima me  mandó un WhatsApp llorando: No lo soporto más, prima, estoy hasta el moño de mi marido bobalicón, de mis cuatro hijos que son cuatro monstruitos incordiosos y de mi propia vida, que noto que se me escapa a mis 36 años, que todavía soy joven y de buen ver. Que no viajo, que no conozco a nadie interesante, que no soy como tú de liberada...
Adela le consoló con  su pausada y preciosa voz y le dijo lo mismo como si fuera una oyente más, otra insomne de "Besos en la Noche".

Adela miró el reloj del móvil, tenía que darse prisa y salir bajo una lluvia pertinaz a coger el coche para ir a trabajar. Eran las dos y media de la madrugada. La calle estaba oscura, los faroles apenas iluminaban un rodal de luz, nadie caminaba cerca de ella, mejor.  Buscó con los dedos el spray... joder lo que me gustaría vivir como mi prima Luisa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario