sábado, 26 de agosto de 2017

Un cuento para septiembre

Loor a nuestro poeta local  

"Si usted lo considera oportuno incluiremos en la Antología de Poetas Rurales  su poema ganador más una semblanza de su vida como poeta y jornalero. Un abrazo, J. V. Listán, Consejero Provincial de Cultura"

Jacinto Terrón leyó varias veces la carta escrita sobre un grueso papel y con membrete oficial y una firma muy rimbombante que el propio alcalde del pueblo le había entregado en mano. No cabía en sí de orgullo, él un mísero jornalero jubilado de un pueblecillo serrano llamado Zurrapa, al pie de la Sierra de los Patos, era el ganador de un concurso provincial de poesía.

"Recuerdos.

Por la vereda de enero                 Llegan los olivareros
caminan, buscando el pan            a la finca sin alientos.
enjutos los temporeros,                Elige a los jornaleros
camino del olivar.                        el capataz. Sopla el viento.
Cargados con sus hatillos             Se les niega lo que es suyo;
van en busca de un jornal.           mientras que dignos y hambrientos
Huele la sierra a tomillo.             continúan sin un murmullo. "

"Estimados señores de la Diputación. Al recibo de ésta deseo que estéis todos bien de salud, la mía va tirando. A continuación explico como comenzó mi afición a la poesía, quizá a que vivo en una bendita tierra de olivos que cubre todo el término municipal de Zurrapa.
Un día, siendo yo un zagal, iba a la finca del señorito a  cavar olivas y cuando pasé junto al lejío y vi que ardía algo raro. Me acerqué y era un montón de libros viejos, algunos de ellos calcinados y otros se salvaron gracias a un chaparrón que cayó minutos antes. Cogí todos los libros que quedaban sin quemar y los guardé en la camarilla de mi casa. A la vuelta del trabajo subí a la cámara y hojeé los libros; eran todos de poesías, de Machado, de Miguel Hernández, de Pedro Salinas y otros que no recuerdo, también salvé un cuaderno con tapas de hule negro y una etiqueta pegada y escrita a tinta que decía: Poemas Reflexivos de Augusto Peláez.
Supe, preguntando días después, que el tal Augusto Peláez intentó formar una biblioteca pública durante la República, un año antes de ser capturado y fusilado. Todos estos libros permanecieron guardados en un cajón en el sótano del ayuntamiento hasta que aquella mañana del año 1942 decidieron quemarlos. 
Así que leyendo estos libros que salvé de la quema me fui acostumbrando a escribir poesías, rimas y sonetos hasta hoy.
Espero que haya servido de algo estas letras para la publicación de la Antología. Se despide su seguro servidor  que estrecha su mano. Jacinto Terrón. El campesino poeta. Zurrapa a 8 de septiembre del año 1982"

(Una postdata que no incluí en esta carta por motivos obvios. El cuaderno de tapas de hule del secretario republicano del ayuntamiento don Augusto Peláez contenían las mejores poesías jamás leídas y sentidas por mí. De este cuaderno copié todos los poemas que la gente del pueblo conocen como mías, además de  éste que incluyo y que obtuvo el primer premio en el Concurso de Poetas Rurales)

                 

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