miércoles, 22 de junio de 2016

CINE DE AYER

La Rosa Púrpura del Cairo

Director: Woody Allen (1985)

Siempre me causó asombro las relaciones de parejas asimétricas, donde él o ella puede comportarse como un burro redomado y el otro una persona especialmente sensible. En esta soberbia película de Woody Allen nos muestra con su habitual maestría el caso de una pareja desigual. Ella (una Mia Farrow sublime) es sensible y soñadora  a pesar de tener que vivir en un ambiento hosco,  trabajando de camarera y de lavandera/planchadora para mantener a su vago, borracho e inmoral marido que por mor de la Recesión y de su poco deseo de trabajar llevaba en el paro un largo tiempo. 
Cecilia, que así se llama la protagonista, la ama de casa maltratada y explotada por su esposo, se desquita de sus miserias asistiendo al cine. Veía casi todos los días la misma película: La Rosa Púrpura del Cairo donde su imaginación volaba contemplando e imaginando una vida chic, sublime, elegante y repleta de lujos que la alta sociedad americana vivía sin problemas a pesar de la Depresión que asolaba al país.  Cecilia se quedaba extasiada viendo a esas damas en trajes de fiesta, a esos caballeros guapos y elegantes que iban todas las noches a esos cabarets donde bebían champán.
Una vez que Cecilia fue al cine el personaje guapo del film salió de la pantalla y se dirigió a ella. Tom, el explorador, la invitó a salir a la calle para pasar una noche inolvidable. Cecilia cayó rendida a los pies de su personaje favorito. En sus brazos ella sueña y navega entre nubes de colores. Para colmo la propio Cecilia es invitada por Tom para entrar en la película y disfrutar del ambiente.  Ella, vestida de  pobre, entre tanta gente elegante, no lo podía creer.
 "Toma esta copa de champán"- le invita Tom. "Pero si esto es soda"- dice tímidamente Cecilia. Tom le contestó que eso era el cine, todo apariencia e ilusión.
El final de la película se sale un poco del guión inicial. Cecilia conoce al actor real, el que interpreta a Tom. Es un ser falso y deleznable que la engaña. Pero ¡oh, Fortuna! Estando en Hollywood un director de cine la ve y la contrata para actuar en una película. Se hace famosa y colorín, colorado...

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