miércoles, 29 de julio de 2015

EDITORIAL DEL BLOG

Algunas reflexiones sobre la envidia

Este mes de agosto tampoco tendremos un editorial de carácter político: estamos de vacaciones. En su lugar comentaremos algunos puntos sobre la envidia que es el peor trastorno mental que pueda sufrir una persona. 

Mi definición de envidia es sencilla pero descriptiva: es el dolor que le produce a una persona ver feliz a otra.
Hay gente envidiosa que no puede evitar desearle el mal a una persona, sea esta de su entorno familiar o incluso puede ser su propia pareja; sea un amigo o incluso un desconocido que aparece en la prensa habitualmente como un ser exitoso: un político, una figura pública del show-business o incluso  un ciudadano favorecido por una gran premio obtenido en una lotería.  Se mueren de envidia malsana estos orates. A ellos, a los envidiosos, les gustarían que todos fueran iguales de miserables y de tristes como ellos y que nadie destacara en nada. Por lo general son perdedores a priori: todo lo que hacen les salen mal, toda su vida desde que nacieron hasta que llegaron a su aburrida vejez  ha sido un estrepitoso fracaso, no destacaron en nada, no realizaron nada noble en sus existencias, nada memorable, nada que mereciera la pena recordar con orgullo, excepto que siempre fueron unos envidiosos.

La persona envidiosa, por ende, es un ser insatisfecha de ella misma que siente comezón por el éxito ajeno, que le quita mérito a los logros conseguidos por otros a través del trabajo, de la constancia o incluso del factor suerte. Aparte de esto poseen una baja autoestima de ellos mismos, se ven feos o feas, mal formados, torpes, vulgares, pringosillos, en definitiva, se ven como meros bultos con ojos que viven solamente porque se alimentan. Padecen un gran trastorno mental llamado envidia.

Según el psiquiatra Dr. Werner las personas envidiosas sufren también otros trastornos anexos como frecuentes depresiones, ataques de ansiedad, grave complejo de inferioridad y por lo general son mitómanos y unos inútiles en potencia.
Por otra parte este mismo doctor menciona la envidia "sana" esa que hace que las personas se esfuercen en todo lo que hacen para que salga bien y que en el fondo es la base del funcionamiento de nuestra sociedad. La envidia de los pobres hace que estos luchen por su derechos. La envidia entre los artista sostienen las artes y los espectáculos. La envidia en las mujeres aumenta el negocio de belleza, gimnasios y modas. La envidia entre profesionales y científicos excita la competitividad y los negocios. La envidia económica, como alcanzar un determinado nivel de vida, entre los ciudadanos, hace que estos consuman cada vez más y dinamice así  la economía de un país.

Bajo la tara mental de la envidia siempre seremos incapaces de alegrarnos de las alegrías ajenas ya que así se reconocerá nuestro grave complejo de inferioridad e intentaremos autoconvencernos, en nuestras miserias, que en el fondo todos somos iguales cuando en realidad esto es una falacia tan grande como creer en la reencarnación. Cada cual somos como somos y la selección natural también ejerce sobre las personas: los menos aptos nunca llegarán al tipo de vida de los exitosos, su única arma para defenderse de su rechazo social, si no se tiene una madurez mental adecuada, será la envidia.

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