martes, 27 de octubre de 2020

Una revelación

 Confesiones de un lector


Los gustos y anhelos de un ser humano cambian a lo largo de la vida de éste. Personalmente poseo una biblioteca familiar con más de 3.600 libros de los más diversos temas.

Un día me entretuve ¡tengo tanto tiempo libre! clasificando, sirviéndome del fichero, dos docenas de títulos. Una primera docena de los libros que más me gustaron y que fueron releídos varias veces y otra docena de libro de los que nunca terminé de leer por diversos motivos, por sosos o por liantes. Siempre  bajo mi personal punto de vista. Estos últimos libros están guardados con primor en sus estanterías pero nunca leídos en su totalidad: El Aleph, de Borges; El Capital, K. Marx; Dafni y Cloe, de Longo; El hombre rebelde, de Camus; El Libro Rojo de Mao,  M.T.Tsung; Libro de Amigo y Amado, de R. Llull; Os Lusiadas, de Camoens; Manifiesto de Surrealismo, de A. Bretón; Niebla, de Unamuno; Rayuela, de Cortázar; La tempestad, J.M. de Prada; Yo el Supremo, de A.R. Bastos.


Mi docena de libros "mimados y releídos" : Anna Karénina, de Tolstoi; A.M.D.G. de Pérez de Ayala; La Biblia (solo el Antiguo Testamento); El Cuarteto de Alejandría, de L. Durrell; La lucha por la vida (La busca, Mala hierba y Aurora Roja), de Pío Baroja; La bodega, de Blasco Ibáñez; Confesiones,de San Agustín de Hipona; La Fiesta del Chivo, de V. Llosa; Germinal, de Zola; El Jinete Polaco, de Muñoz Molina; El retrato de Dorian Gray, de O. Wilde; La Regenta, de Clarín.


No pude señalar algunos títulos más de los libros que duermen en los anaqueles de mi biblioteca esperando que mi curiosidad de lector impertinente los lea alguna vez. Como sucedió con aquella gran novela que tardé varios años en leerla y comprender en toda su magnitud y saborear lo que era la buena literatura. Me refiero a la magistral obra de Joyce, Ulises (Ulyses). Adquirí esta novela, editada por la Editorial Rueda, 6ª edición 1972 y con la mejor traducción al español de J. Salas Subirat. Viviendo yo en Granada, en plena pre-democracia, intenté leerla en casa pero nunca pasaba de la página 50. Me agobiaba , no lo entendía, me liaba, me perturbaba. Me aburría.

Muchos años después viví en Dublín y me interesé por la figura de James Joyce. Mi vivienda  no estaba muy lejos donde vivió el escritor y todas las mañanas yo pasaba frente a la iglesia del colegio de los jesuitas donde él estudió. Más tarde visité la casa museo de Joyce, un verdadero camelo, pero que me hizo interesar vivamente por el autor. No vi la comitiva pero si leí en la prensa la pantomina anual del Bloomsday. Compré en la magnífica librería Eason dos libros de Joyce, en inglés que leí con avidez. Me estaba preparando para poder leer el Ulyses en su lengua original ¡Qué naïf era! Antes de comprar el libro visité la biblioteca pública para intentar leer  el primer capítulo de Ulyses y me mareé. El tiempo paso y cuando volví a España cogí la edición en español de Ulises y comencé a leerla con avidez y buenas entendederas, mi preparación surtió efecto:  todo un culto, todo un proceso de iniciación en Irlanda me sirvió para entender y ver en mi mente los lugares donde Leopold Bloom paseó y estuvo.

Dicen algunos críticos que Ulises es la mejor novela contemporánea jamás escrita. Yo lo dudo ya que todo es subjetivo.

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